Nos acercamos a la playa para hacer el paseo por allí y con idea de alcanzar la Torre de Hércules. La playa estaba casi vacía, salvo algún paseante y el mar muy guapo con una primera ola impresionante.
Pero al llegar a la altura de la Torre, el punto más lejano de nuestro recorrido, empezó a llover como no recordaba. Llover de verdad.
Para mí una suerte, nos metimos debajo de una marquesina y llamamos por teléfono para que vinieran a buscarnos en coche :)
En Coruña no se puede menospreciar la lluvia, qué decir de un sitio dónde la hierba nace dentro del cesped artificial...