A la altura de Cacheiras me metí por carreterinas sin tráfico. Las zonas más pobladas están más estropeadas y suele ser difícil encontrar rincones con calidad. Pero en cuanto te desvías un poco el paisaje es muy auténtico, prácticamente a 15 minutos de la ciudad.
Las protagonistas del paseo enseguida se hicieron notar, multitud de plantaciones de berzas rodeadas de flores amarillas. Con la luz tan fuerte y baja de invierno a mediodía y la humedad que aún no ha desaparecido, las berzas espigadas estaban guapísimas.
En el camino el ritmo de vida se ralentiza, como dicen por aquí, "a modo":
Xurxo el panadero reparte casa por casa y charla con los vecinos. Yo tampoco llevaba prisa y me lo encontré en dos o tres de mis paradas:
Encontré al final esta casa que fue un aserradero, estaba habitada y la propietaria se asomó a preguntarme, no debe para mucha gente por allí.
Hoy le hice los primeros 250.000 km al coche, haciendo cálculos debo llevar unos 650.000 km conducidos, no está mal, ya podían haber sido todos tan tranquilos como esta mañana...