Tenía un rato libre así que cogí el coche y me dirigí hacia la Peral. El sábado había estado comiendo en el Llar de Viri en Candamo y a la vuelta volvimos por esa carretera a casa. Me parecía el sitio ideal para ir a pasar el rato.
A medida que iba subiendo la carretera iba teniendo más nieve, pero a 10 minutos de casa era suficiente para disfrutar del paisaje totalmente blanco.
Creo que esta tarde vuelvo a subir, esta vez con niño. Los cuatro copos de la mañana fueron bastantes para que saltaran a la puerta del colegio como si hubiera tocado la lotería, así que hay que aprovechar para tirar algún bolazo, que aquí no es frecuente.