lunes, 21 de octubre de 2013

NG en el Niemeyer

El sábado estuve visitando la exposición de fotografías de National Geographic  en el Niemeyer en Avilés.





La exposición en sí no es como para echar cohetes, tiene cierto interés el contenido audiovisual en el que explican la realización de las fotografías por sus autores. Aunque para mí es absurdo utilizar un espacio como la cúpula del Niemeyer para exponer algo que se vería mejor en la pantalla de un ordenador. Ni se exponen bien fotografías en ese espacio ni se aprovecha el espacio en sí.






domingo, 6 de octubre de 2013

Playa América, se pone el sol

Hay imágenes que uno no se cansa de ver. La puesta de sol en Playa América, en Nigrán, es una de ellas. Todos los años, si tengo oportunidad me acerco a hacerle fotos.














La playa está orientada a la puesta y eso hace que el sol ilumine hasta su último momento tiñéndose paulatínamente de naranja








Además, como la playa está al fondo de la Ría de Baiona, las olas suelen ser pocas y suaves al atardecer, y eso facilita acercarse a la orilla.
















lunes, 23 de septiembre de 2013

Dicen que llegó el otoño

viernes, 20 de septiembre de 2013

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jueves, 19 de septiembre de 2013

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lunes, 16 de septiembre de 2013

La escalera

Todos tenemos una escalera con recuerdos

domingo, 15 de septiembre de 2013

Tomates

sábado, 14 de septiembre de 2013

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jueves, 12 de septiembre de 2013

Los honorarios del arquitecto

Aprovechando que la actividad en construcción ha bajado mucho, llevo meses repensando la manera de afrontar la actividad del estudio. Está claro que cambiará el tipo de cliente que necesitará nuestro servicio y creo que eso debe reflejarse en los servicios y en el modo de remunerarlos.


He hecho análisis de cómo hemos trabajado hasta ahora y cuáles han sido los trabajos más interesantes, para los promotores y para nosotros. Y cuál ha sido su rentabilidad.
Y por otro lado he encontrado textos muy interesantes sobre la historia de los "honorarios", una palabra que hace años dejó de tener sentido pero que, para mí, debe volver a recuperar su valor.



Desde mi punto de vista, hay una parte del reconocimiento por un servicio que debe venir ex-post es decir, una vez se ha terminado el trabajo. No es algo nuevo, en mi ejercicio he recibido muchas veces regalos de mis clientes porque entienden que la factura que han pagado no se corresponde con su nivel de satisfacción.
En el mundo rural es muy habitual, cuando entablas una cierta relación de confianza, premiar al que se implica en resolverte un problema con productos de la casa: una comida, una bolsa de manzanas, huevos, higos...




En trabajos más grandes también me han reconocido con regalos más importantes, o incluso honorarios propiamente dichos: una cantidad extra que valora esa parte del servicio que no se puede conocer ex-ante, antes de emprender un proyecto.
De momento es una idea, pero probablemente introduzca una manera de plantear mis presupuestos en la que se difiera parte del pago al final a modo de honorarios voluntarios. No es un concepto original, y yo creo que tiene sentido.
¿Qué opinas?¿te parece bien que te propongan unos honorarios voluntarios por un servicio?

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Calabazas

Aún queda tiempo para Halloween, pero me han pedido unas fotos para el tablero de pinterest de Aire de Fiesta y he encontrado unas de hace un par de años de la calabaza que le preparó mi madre a mi hijo.





Recordaba haber comido el contenido, pero la terrorífica cara no quedó nada mal.




Me he quedado preocupado, tengo la sensación de ver fantasmas en alguna de las fotos, supongo que serán cosas mías ;)



miércoles, 7 de agosto de 2013

Portugal Mira, São Tomé

De mi último viaje el mejor recuerdo fue una cena en el pueblo de Mira. Eran las fiestas de São Tomé y la carretera que cruza el pueblo estaba cortada.
Me encanta adaptarme al horario de fuera de España, y cenar pronto en verano tiene la ventaja de que se puede hacer con la luz anaranjada del sol poniéndose.




Nos quedamos sólo a la cena, algo parecido a la Comida en la Calle de Avilés, bastante más pequeño y con las mesas algo más cuidadas. En un lateral de la calle se disponían casetas de madera en las que distintas agrupaciones del pueblo ofrecen comida y bebida, que sirven en las mesas alargadas de la otra acera.


Nosotros nos pedimos la comida en la caseta de la Associação dos Caçadores de Mira que, contra lo que sugería, ofrecía platos de pescado. Lo que nos pedimos fue un riquísimo Polvo a Lagareira y una botella de vinho verde. Memorables.




Entre la temperatura, el ambiente, la comida... no dudamos en volver al día siguiente. Pero sólo duraba un día!! una pena!